La nueva ciudad empezó a construirse alrededor de la Plaza Mayor a partir de 1776.

URBANISMO:

Tres capitales, tres historias

Como Guatemala, pocos países en el mundo han tenido la oportunidad de fundar tres capitales en lugares distintos a lo largo de su historia.

Por: Ch.Gt / Fotografía: Boris De León.

El Centro Histórico es la parte más antigua de la ciudad, donde se fundó la tercera capital de Guatemala el 2 de enero de 1776, en el Valle de la Ermita o de la Virgen.

De arquitectura dominada por el estilo neoclásico, el modelo ecléctico se puede apreciar por medio del orden renacentista, gótico, barroco, ultrabarroco, mudéjar, influencia art nouveau y art deco, entre otros.

Este es el corazón de la ciudad donde se desarrolla la actividad política del país, y buena parte de su actividad económica, social y cultural.

Vistos en el tiempo, dos accidentes geográficos ayudaron a escribir las páginas de la historia de las dos primeras capitales. Adversidades que sumaron a la ya rica cultura milenaria y al desarrollo del urbanismo y arquitectura moderna de la nación.

La primera capital se fundó en el Valle de Almolonga, en 1527, en las faldas del volcán de Agua —hoy Ciudad Vieja, Sacatepéquez—, y destruida por el deslave que ocasionó la acumulación de agua en su cráter principal en 1541.

Esto obligó a sus habitantes a construir una segunda capital a tan solo 6 kilómetros de la primera:

Fundada el 16 de marzo de 1543 en el Valle de Panchoy —hoy La Antigua Guatemala, Sacatepéquez—, recibió el nombre oficial de: Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

Destruida por los terremotos de Santa Marta en 1773. Y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, en 1979.

Urbanismo y arquitectura

El valle de la Ermita ofrecía más de 167 kilómetros cuadrados de extensión.

El valle de la Ermita o valle de la Virgen ofrecía más de 167 kilómetros cuadrados de extensión. El trazo de la nueva ciudad tenía una extensión de 15 manzanas de largo por 12 de ancho, para una población aproximada de 11 mil habitantes, calculada hacia 1778.

En la planeación y diseño urbanístico de la tercera y actual capital: Nueva Guatemala de la Asunción, a partir de 1776, intervienen los arquitectos Luis Díez Navarro y Francisco Sabatini, y su discípulo Marcos Ibañez.

Inspirados en la ciudades españolas de calles y avenidas de traza reticular o en forma de tablero de ajedrez, la nueva urbe se dispuso de Norte a Sur y de Oriente a Poniente, rodeada de montañas y barrancos.

Una  geografía que condicionó la distribución de los barrios de acuerdo a la posición social de los recién llegados habitantes: los ladinos o mestizos hacia el centro, y los artesanos e indígenas más hacia afuera, criterio que devino de la anterior capital.

En atención a los puntos cardinales, la Plaza Mayor —en cuyo centro se erigió la fuente Carlos III— fue el punto de partida alrededor de la cual se distribuyeron los edificios oficiales.

Sus medidas de 193 por 165 metros es casi el doble de la de La Antigua.

Siguiendo la tradición cristiana, a la fachada de la Catedral corresponde su mirada hacia el Poniente —de cara a la caída del sol—. Al lado el palacio arzobispal y el colegio católico San José de los Infantes, de estilo neoclásico.

Ubicado hacia el Norte, el edificio del Ayuntamiento diseñado de una sola planta con portales.

Dispuesto al Sur, el portal del Comercio. Y el Palacio de Gobierno, construido de una planta y portales hacia el frente, en el lado Poniente.

Aunque el actual Palacio Nacional, inaugurado en 1944, está ubicado en la parte Norte de la Plaza.

En torno a esta primera fase rectangular se asentaron 10 barrios, bautizados de acuerdo al nombre de su iglesia: Santa Rosa, San José, La Merced, El Calvario, San Sebastián, Santo Domingo, Santuario de Guadalupe, La Recolección, Santa Catarina y El Sagrario.

Una estructura que funcionó hasta 1791, a partir de cuando se reorganizó con seis cuarteles y doce barrios, con calles empedradas y sin banquetas.

Y comprendidos de Oeste a Este, entre la actual avenida Elena y la 12 avenida. Y de Norte a Sur de la 1ra. hasta la 18 calle de la zona 1.

Una obra de la ingeniería avanzada de la época son los acueductos de Pinula y Mixco, finalizados en 1776, y construidos para abastecer de agua a la ciudad desde esas villas.

Vestigios del primero pueden verse hoy en una parte de la 20 calle zona 10 y bulevar Liberación zona 13 y 14 —al límite del aeropuerto internacional La Aurora—, declarado Monumento Histórico en 1966.

Y anterior a la fundación de la actual ciudad, existía ya una muy peculiar ermita en la parte más alta del Cerrito del Carmen, construida en 1620 y elevada a parroquia en 1647.

Un lugar desde donde hoy se puede apreciar el Centro Histórico en toda su extensión, con sus construcciones de orden neoclásico, así como sus edificios modernos.

Para los visitantes foráneos la Ciudad tenía sus encantos.

A su visita a la capital, en 1889, el empresario alemán Erwin Paul Dieseldorff la compara —en cartas dirigidas a su madre— con las ciudades europeas, con casas “espléndidas y bien amuebladas”, y de calles pavimentadas y limpias.

Imponentes y vistos desde la ciudad, los volcanes de Agua, Fuego y Pacaya llamaron la atención del visitante.

A partir de 1900 hasta hoy el trazado original de sus calles y avenidas se encuentra prácticamente intacto.

Nevin O. Winter visita el país en 1908. En su relato describe que, por ser la ciudad más grande e importante de Centro América, era llamada “Pequeño París”, un calificativo que agrada a sus habitantes.

Impresiona a Winter la localización geográfica de la capital, “situada en un largo valle rodeado de bellas montañas verdes”. Y construida en alrededor de dos millas cuadradas con casas de un solo piso, techos de teja y muros de diferentes colores.

Una arquitectura afectada principalmente por los terremotos de 1917 y 1918 que destruyeron parcialmente edificios públicos privados y religiosos, así como casas de habitación. Y, posteriormente, el daño que también provocó el terremoto de 1976. Afortunadamente, remozados en su totalidad.

La cúpula de la actual catedral se desplomó con los primeros temblores del 17 de noviembre de 1917, así como el campañario de la iglesia La Recolección. También resultaron con daños el centro de enseñanza La Casa Central.

El 3 de enero de 1918, las torres de la Catedral que habían resistido un año antes, se desprendieron con un segundo terremoto que también dañaron varios arcos del Portal del Comercio, además de un número considerable de casas de habitación.

La respuesta a esta catástrofe fue la construcción de unos pocos edificios de un solo nivel, principalmente con concreto armado, aunque con un costo alto. En esa década existía ya la primera fábrica de cemento en el país, fundada en 1901.

Hasta hoy, la arquitectura de la Ciudad ha cambiado paulatinamente, agregándose construcciones de estilos modernos.

Para los visitantes foráneos la Ciudad tenía sus encantos
A su visita a la capital, en 1889, el empresario alemán Erwin Paul Dieseldorff la compara —en cartas dirigidas a su madre— con las ciudades europeas, con casas “espléndidas y bien amuebladas”, y de calles pavimentadas y limpias.

Imponentes y vistos desde la ciudad, los volcanes de Agua, Fuego y Pacaya llamaron la atención del visitante.

A partir de 1900 hasta hoy el trazado original de sus calles y avenidas se encuentra prácticamente intacto.

Nevin O. Winter visita el país en 1908. En su relato describe que, por ser la ciudad más grande e importante de Centro América, era llamada “Pequeño París”, un calificativo que agrada a sus habitantes.

Impresiona a Winter la localización geográfica de la capital, “situada en un largo valle rodeado de bellas montañas verdes”. Y construida en alrededor de dos millas cuadradas con casas de un solo piso, techos de teja y muros de diferentes colores.

Una arquitectura afectada principalmente por los terremotos de 1917 y 1918 que destruyeron parcialmente edificios públicos privados y religiosos, así como casas de habitación. Y, posteriormente, el daño que también provocó el terremoto de 1976. Afortunadamente, remozados en su totalidad.

La cúpula de la actual catedral se desplomó con los primeros temblores del 17 de noviembre de 1917, así como el campañario de la iglesia La Recolección. También resultaron con daños el centro de enseñanza La Casa Central.

El 3 de enero de 1918, las torres de la Catedral que habían resistido un año antes, se desprendieron con un segundo terremoto que también dañaron varios arcos del Portal del Comercio, además de un número considerable de casas de habitación.

La respuesta a esta catástrofe fue la construcción de unos pocos edificios de un solo nivel, principalmente con concreto armado, aunque con un costo alto. En esa década existía ya la primera fábrica de cemento en el país, fundada en 1901.

Hasta hoy, la arquitectura de la Ciudad ha cambiado paulatinamente, agregándose construcciones de estilos modernos.

Cómo nace el proyecto del Centro Histórico

El proyecto RenaCENTRO se origina desde la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos, en 1989, a través de su autor el arquitecto Fernando Masaya, dirigido a trabajar por el renacimiento del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala.

Un plan interinstitucional enfocado en el rescate del área, integrado por la Municipalidad de Guatemala, la Universidad de San Carlos, el Ministerio de Cultura y Deportes y el Instituto Guatemalteco de Turismo.

Amparado formal y legalmente para su desarrollo mediante el Reglamento para la protección y conservación del Centro Histórico y los conjunto históricos de la Ciudad de Guatemala.

Una forma de preservar y conservar el patrimonio arquitectónico, principalmente de construcciones religiosas del siglo XIX y civiles de la primera mitad del siglo XX. Un área geográfica estrictamente regularizada en términos de construcción civil, similar a la que hoy apreciamos en La Antigua Guatemala.